La wine edition de Madrid Fusión parece haberse propuesto superar su atractivo cada año. Aunque el escenario conceptual y físico se repita, sus propuestas de catas y sobre todo las charlas con cata asociada, son cada vez de más alto interés. Este año ha habido encuentros gloriosos, regados por vinos mitiquísimos y otros que se han desvelado como grandes descubrimientos. Solo por eso merece la pena asomarse a esta ventana que abre con gran acierto este encuentro gastronómico anual de referencia.
Y no debe ser una percepción aislada porque el primer acto al que asistimos, “Vinos españoles en la Place de Bordeaux”, registró un lleno absoluto en ventas de entradas que hizo peligrar incluso la entrada de la prensa acreditada. Conducido por Almudena Alberca, reunió en una misma mesa a un dream team vinícola, comandado por el pionero en introducirse en el selecto mercado galo, Telmo Rodríguez de Remelluri y seguido por algunas de las pocas bodegas que han conseguido introducirse en el mismo foro comercial. Además de desvelar los entresijos de tan selecto club que propicia ventas fulgurantes en diversidad de mercados mundiales, pudimos apreciar el corte de los vinos que acceden a esta lanzadera. Vinos finos, excelentes, y con un trabajo reputacional que les permite penetrar en la élite del sector: Yjar de Remelluri, Vivaltus de Yllera, Tapias de Riscal, Real de Asúa de CVNE o el Alma de Contador. Pero también de esos vinos originales, bien concebidos, mejor ejecutados y con una proyección notable, como fue el caso del Dolio de Algueira o esa maravillosa locura Willy Pérez y Ramiro Ibáñez, La Riva Macharnudo, a camino entre un fino clásico y un blanco atlántico.
El último día, Pedro Ballesteros, Master of wine y también maestro en el arte de la oratoria y del debate, nos propuso una mesa espectacular en torno a una fórmula propia: 50+50+50. Esta suma de guarismos condensa la teoría de Ballesteros de que nuestro país necesita más de 50 marcas, que vendan 50.000 botellas de un vino a más de 50 euros. Para él esto nos pondría en el mapa vinícola mundial, pero parece que cojeamos en el primer 50: no hay muchas etiquetas que logren esa hazaña. En el debate congregó a tres de ellas, tres iconos del vino patrio sentados en el tresillo naranja: José Ramón Urtasun de Remírez de Ganuza, Guillermo de Aránzaba de La Rioja Alta y Pablo Álvarez de Vega Sicilia. Tres cañonazos para despertar a cualquiera con estas joyas enológicas. Vinos incontestables que esquivan modas y evitan etiquetas cargadas de términos rimbombantes. Objetos de culto y de disfrute que para muchos se han convertido en piezas de colección, aunque como aseguró Pablo Álvarez, sin mucho sentido. Porque el verdadero sentido del vino es el disfrute y el más noble fin de una botella es ser abierta y degustada, mucho más que acabar de subasta en subasta. El caso es que disfrutamos de lo lindo con la finura del Remírez de Ganuza reserva, con la potencia armónica del Gran Reserva 904 y la elegancia legendaria del Vega Sicilia Único. Todo esto para empezar la mañana.
Tras este shock, nos metimos en una sesión teórica conducida por Juancho Asenjo sobre la ‘Creación de Valor’,con la participación de Antonio Sorgato, director de exportación de Toro Albalá, Xavier Ybargüengoitia, expresidente de LVMH Estates y Xandra Falcó, Presidenta de Circulo Fortuny. Departieron sobre como hacer fuertes las etiquetas de vino en el mercado de los vinos de lujos, ardua, pero necesaria tarea. Todo ello mientras degustamos un riquísimo Chenin blanco, Domaine Aux Moines – Savennières Roche aux Moines 2020.
Un año más en esta Wine Edition se entregaron los Premios Juli Soler al talento joven. Lo dijimos el año pasado y lo volvemos a repetir, para nosotros es de las cosas más importantes de la edición por el componente de estímulo en el relevo generacional tan necesario, o más bien fundamental, para la continuidad de este ecosistema vinícola que tanto amamos. Este premio está impulsado por Spanish Wine Academy y pretende descubrir a la nueva generación de profesionales del vino: sumilleres, elaboradores, comunicadores jóvenes que despuntan en su sector. En esta sexta edición los ganadores han sido: Carlota Iglesias, sumiller en Restaurante Cabanas en Laín, Pontevedra; Clara Puigvert, sumiller en el Restaurante Les Cols, en Girona; José Manuel Borrella, sumiller en el Restaurante Martín Berasategui de Lasarte, San Sebastián; Pablo González, sumiller en La Caníbal de Madrid; Álvaro Loza, viticultor en Bodega Álvaro Loza en Briñas, La Rioja; y Manuel Médez, viticultor en Bodegas Gerardo Méndez en Meaño, Pontevedra. Enhorabuena a cada una de ellas, a cada uno de ellos. Como es tradicional los premiados nos brindaron un vino, todos con su personalidad y su historia, por citar uno nos quedamos con Barbas de Gata, unas garnachas de la Sierra de Gata en Cáceres en estado de gracia, filmada por la bodega Pago Los Balancines. El premio está impulsado por Ramón Bilbao, que aprovechó para presentar novedades, dos de ellas bastante gratas: el Mirto de 2016, fino y con mucha clase y sobre todo La Lomba de Finca Valhonta un vinazo riojano muy a tener en cuenta.
Con ese buen sabor sólo podía ocurrir que se nos despertara el apetito y la siguiente sesión colmó nuestros deseos. El chef y el sumiller del Restaurante Nublo de La Rioja nos propusieron un maridaje con cuatro vinazos de llorar. Comenzamos con el Chiquita de Jade Gross, una hongkonesa afincada entre Labastida y San Vicente de la Sonsierra, que elabora un blanco de ensueño hecho con Viura. Es un blanco fermentado en barrica y criado posteriormente también en barrica durante 6 meses, pero con una lía finísima, que en boca tiene algo de untuosidad pero muy matizada para haber tenido ese contacto con la madera, y en nariz embriagadores aromas a flores blancas. Lo probamos con un corazón de cardo rojo en un maridaje de ensueño. Después llegaron dos vinos que no por conocidos dejan de de sorprender al personal: Roda I reserva 2019, y el buque insignia de Marqués de Murrieta, Castillo Ygay Gran Reserva Especial Cosecha 2012 un auténtico placer para los sentidos,que además tuvimos la ocasión de que nos lo explicara su enóloga María Vargas Montoya, un lujo añadido. Probamos con un consomé de jamón de bellota hecho con una infusión de Chanel nº5, ya para redondear el delirio sensitivo. Y para terminar esta increíble sesión un vino único: Ojuel Supurao, vino blanco de uvas viura que tradicionalmente se colgaban en las casas hasta que se pasificaban y con las que luego se elaboraba este vino dulce que los paisanos bebían en las grandes ocasiones. Una delicia de guinda final.
Y para cerrar la edición, qué mejor que una wineparty que preparó Pilar Cavero, la sumiller y crítica de vinos de ABC. Para la ocasión congregó a tres taberneros, Javier Vázquez de La Caníbal en Madrid, Carlota Iglesias de Cabanas en Pontevedra y a Jesús González de La Tana de Granada. Cada uno de ellos trajo un vino y sobre cada unos de esos vinos el el grupo de “rap enológico”, A State Of Mind, se marcó un temita en directo sobre ellos. Un tema con letra compuesta y proyectada en español e inglés para rimar las virtudes de Los Yesares de Bodega Cerrón, Chánselus Castes Brancas de Bernardo Estévez y del Albamar Ancestral espumoso.
Un fin de fiesta que nos deja bien predispuestos al to be continued… el año que viene, más.