Lamentablemente el refrán pinchó este año y en abril el agua ha sido escasa, lo que augura un año difícil en el viñedo. He de confesar que la cosa a mi me empieza a preocupar, más allá del vino. Las señales auguran cambios sustanciales en la climatología del planeta con consecuencias imprevisibles. Desde que ejerzo la paternidad me siento mucho más concernido en qué va a pasar con la bola azul flotante en este rincón del universo. Un ejercicio de egocentrismo genético despojado de cualquier altruismo, lo sé, pero que me alinea con todos aquellos que piensan que tenemos que hacer algo para frenar esta deriva. Pero en fin, volvamos al mundo del vino.

Aunque no creo en el consumo estacional de rosado, es cierto que en esta época empiezo a aumentar el volumen de referencias en mi pequeña vinoteca y van desfilando mis clásicos de temporada: Gurdos hecho con Prieto Picudo, Enate Rosado de Cabernet Sauvignon, Laus de syrah y garnacha tinta,  alguno de hispanosuizas e incluso he podido adquirir un Viña Tondonia a precio ya de sablazo en el mercado regular, que va a caer en breve. Para los asiduos de los lineales del super, no me canso de repetirlo: Sinfo el clarete de Cigales que nunca falla por un precio irrisorio; y otro pequeño descubrimiento: Baron Uzande Rosado, un tempranillo navarro muy digno, sin olvidar el rosado de moda Palacio de Sada 2022, también de tierras navarras. Bebed rosa, bebed claretes, no os arrepentiréis. Hay cositas muy, muy ricas.

Este mes nos dimos un paseo por el Showroom sobre vinos del Piamonte que organizó Lavinia en Madrid, para enchufarnos unos cuantos Nebbiolos y algún que otro Barbera, además de Moscatos de Asti refrescantes y efervescentes.

La primera conclusión es siempre algo superficial y porque no decirlo, con esa retranca revirada tan española. Qué bien se venden nuestros amigos italianos. Los Barolos, que tienen que tener un mínimo de 18 meses de crianza, no bajan de los 30 euros, y ya te advierto que por ese precio te bebes algo muy básico. Los buenos necesitan reposo, años de guarda y eso ya supone un desembolso importante. Y os digo algo sinceramente y que no salga de aquí: son vinos que para mi gusto es muy difícil que deslumbren si no eres muy iniciado. Pero lo bueno de estos eventos es que propician el disfrute anulando  estas consideraciones prejuiciosas, y así pudimos disfrutar de lo que nos ofrecieron un puñado de  bodegas de Barolo, Alba, Asti y Barbaresco. Y entre nebbiolo y nebbiolo, nos quedamos con una  joya llamada Barbera d’Alba ‘Pairolero’ Sottimano 2021, un vino de la variedad Barbera, que para mi fue el cautivó mi epitelio olfativo y papilas gustativas. También probamos algún Dolcetto (que no dulce) rico, Nebbiolos notables de la zona de Langue y un espumoso normativo de Chardonnay y Pinot Noir, de la bodega Rizzi, que no estuvo mal.

Y terminamos con algunos titulares que me han impactado: García-Carrión, coronado en la Berliner Wine Trophy como el mejor productor de vinos españoles por tercer año consecutivo. Entendería que fuera el más prolífico, el más diverso, el que más y mejor vende, el que mejor rentabiliza las toneladas de uvas que compra… pero ¿el mejor en cuanto calidad?

Este mes nos dejó Vitorino Eguren, figura clave en la historia del vino de Rioja Alavesa y en su momento uno de los bodegueros más populares de la zona. Descanse en paz.

Y acabamos con un titular de investigación científica: El origen del vino y la domesticación de la vid se remonta a 11.000 años en en Asia occidental y el Cáucaso meridional (Georgia, Armenia, Azerbaiyán) según la prestigiosa revista científica science. Puede parecer que fue a long time ago, pero de hecho fue 4.000 años después de lo que se creía inicialmente.  Además de engrosar las tarjetas de un hipotético trivial vinícola, el estudio que se ha basado en el análisis genómico de miles de cepas, servirá también para conservar y mejorar las cepas de vid actuales y seguir innovando en la viña.

Nada más, sólo pediros un sacrificio en aras de la humanidad: abarrotad los karaokes a ver si entre todos invocamos una buena tormenta. Y si tenéis problemas de inhibición, pues tomad vino, joder, que de eso se trata.