Es un documental sobre un grupo de jóvenes, aunque sobradamente preparados sumilleres, aspirantes a ser Masters Sommeliers, es decir, a formar parte del muy reducido grupo de expertos vinícolas a los que se van a rifar bodegas, restaurantes y firmas relacionadas con el vino por todo el mundo.

No esperes aprender mucho sobre vino con el documental, pero si adentrarte en el mundo, a veces obsesivo y siempre placentero, de los expertos catadores. Sus vidas giran en torno al vino: familia, estudios, amigos y ocio están regados por una pasión arrolladora por los buenos caldos y una única meta, pasar la prueba para la que llevan años preparándose.

La peli deja muy claro el altísimo nivel de exigencia de este examen que sólo logran pasar unos pocos. Deben tener conocimientos teóricos enciclopédicos sobre el vino y ser capaces de describir e identificar con precisión seis vinos, tres tintos y tres blancos, en menos de media hora. Que sean capaces de identificar bodegas y añadas, me parece cosa de meigas, pero ahí los tienes con un altísimo nivel de acierto.

En el plano más narrativo, el documental sigue a tres candidatos durante los días previos al examen y somos testigos de sus miedos ante la prueba y también del titánico esfuerzo que han hecho para prepararla. La cosa tiene cierta intriga sobre quién pasará el examen y quien no, y entretanto asistimos a un buen puñado de catas interesantes por el nivel de los expertos, pero también por el rollo desenfadado y juvenil que le imprimen, muy alejado de la solemnidad que parece llevar aparejado este delicioso ritual, sin restar pasión, oficio y sabiduría en lo que hacen.

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